martes, 2 de febrero de 2010



Giotto nació, según las fuentes más creíbles, en Colle de Vespignano, en las cercanías de Vicchio del Mugello, un pueblo cercano a Florencia y falleció el 8 de enero de 1337, antes de poder ver terminadas las obras del campanile. Fue enterrado en Santa Reparata, con grandes honores por parte del comune (ayuntamiento) de la ciudad, lo cual era muy inusual en la época. Se trata de un caso prácticamente único entre los pintores de su tiempo: el reconocimiento de que gozaba era tan grande que fue enterrado con honores de noble y dignatario político, algo impensable para un artista, a los que en aquel tiempo se consideraba meros artesanos.

Su fama había trascendido las fronteras de Florencia y se extendía ya por toda Italia, a tal punto que el papa Bonifacio VIII le envió un mensajero para pedirle algunas muestras de su arte, con la intención de ver por sí mismo si el renombrado pintor era digno de recibir propuestas para trabajar en Roma. Este se encargó de varios trabajos en su mayoría trabajos religiosos como las primeras obras dos series de frescos en la Basílica de San Francisco de Asís o los extraordinarios frescos de la Capilla de la Arena en Padua.

La obra de Giotto ha trascendido al tiempo; en la generación posterior a su muerte se extendió la influencia de su estilo, cristalizando en las obras de todos los pintores que le siguieron.

La estrella del florentino no declinó sino hasta el gran auge del gótico, pero, aún pasado este, siguió influyendo e inspirando la obra de otros formidables artistas como Masaccio y Miguel Ángel.

El arte de Giotto fue extremadamente innovador y es considerado precursor de la evolución que poco después llevó al Renacimiento. Sus obras fueron el punto de inflexión entre el arte bizantino de la Baja Edad Media y el mucho más realista y humanista que floreció en el Renacimiento.

Las figuras planas y simbólicas del Bizantino dieron lugar a las modeladas e invididuales en perspectiva. Giotto adoptó el lenguaje visual de la escultura al darles volumen y peso.Con sus composiciones de profunda emotividad, Giotto es el gran iniciador del espacio tridimensional en la pintura europea.

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